Entregar puntual y cabalmente su presupuesto constitucional a la USAC es un compromiso adquirido por el Estado con la educación pública, de la cual la carolina es ya el último bastión.
En un hotel capitalino, la Universidad de San Carlos de Guatemala organizó la semana pasada un foro de divulgación acerca de la problemática que la institución enfrenta en cuanto a que, desde hace ya varios años, el Estado no le otorga de manera correcta el presupuesto que constitucionalmente le corresponde como única universidad pública del país.
En tal sentido, le quedó claro a la concurrencia que la Constitución Política de la República indica que un porcentaje no menor al cinco por ciento de los ingresos ordinarios de la nación le corresponde a la USAC. También, que los ingresos ordinarios son aquellos que el Estado obtiene de manera habitual y común; y, en este caso, por concepto de los impuestos que pagamos todos. Por esta razón, ese ingreso es perenne y creciente, por lo que el cinco por ciento del mismo no puede afectarlo; menos aún a los ingresos totales del Estado y jamás ―como cínicamente se ha dicho― hacer quebrar la economía nacional.
Entregar puntual y cabalmente su presupuesto constitucional a la USAC es un compromiso adquirido por el Estado con la educación pública, de la cual la carolina es ya el último bastión. Un bastión que el neoliberalismo querría ver desplomarse para privatizarlo. Esta es la verdadera razón por la que nuestro Estado militar-oligárquico-neoliberal se niega a financiar a la USAC: quiere asfixiarla para privatizarla alegando ineficiencia e ineficacia, soslayando que, a pesar de sus múltiples problemas, es la única universidad en la que el pueblo puede educarse, pues las universidades privadas son primero empresas lucrativas y después instituciones con vocación de llevar a la práctica el ideal liberal de educar a todos y no sólo a las élites.
La justa causa del presupuesto debe unir a toda la comunidad universitaria carolina porque el Alma Mater no puede darse el lujo de continuar incumpliendo con sus compromisos ordinarios adquiridos en materia de salarios, contrataciones, compras y otros más, relativos a pagos que de no hacerse se tornan en deuda creciente para la universidad. Esta situación lleva invariablemente a conflictos laborales de tipo legal, lo cual es justamente lo que los privatizadores de la educación pública desean para que la USAC entre en una crisis de la que no pueda salir sino por medio de su privatización. La cual, lejos de solucionar el problema educativo nacional, lo agrava, pues el pueblo queda fuera de la posibilidad de educarse con las facilidades que le otorga nuestra única universidad pública, financiada con los impuestos que pagamos todos, en especial los pequeños contribuyentes y asalariados, pues ya se sabe que los oligarcas privatizadores son los principales evasores de los mismos.
Por ello, ¡unamos a toda la comunidad universitaria en la lucha por el presupuesto!