Año de 1944, la Segunda Guerra Mundial tenía 5 años de azotar al planeta, y se extendería por un año más. En julio se creó el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con lo que se estableció el dólar como moneda internacional. En agosto, Ana Frank es descubierta por la Gestapo y es llevada a un campo de concentración. En ese año nacieron artistas como el guitarrista de Led Zeppelin, Jimmy Page; la actriz y cantante Rocío Dúrcal; también falleció el escritor de “El principito”, Antoine de Saint-Exupéry.
En nuestro país, tras catorce años de un gobierno autoritario y un fuerte desgaste político, el 1 de julio de 1944 el dictador Jorge Ubico dejó el poder y lo traspasó a un triunvirato conformado por sus allegados y dirigido por Federico Ponce Vaides, quien gobernó el país durante 108 días, hasta el histórico 20 de octubre de 1944, cuando se dio el victorioso movimiento revolucionario de las juventudes universitarias, militares y obreras.
Antes de la Revolución, la Universidad de San Carlos de Guatemala era conocida como Universidad Nacional de Guatemala (1875 a 1944), incluso entre 1918 y 1920 portó el nombre de otro dictador: Manuel Estrada Cabrera.
En el transcurso del siglo XIX la universidad fue objeto de modificaciones o cambios de orientación, en la mayoría de los casos, de conformidad con la ideología de los gobernantes de turno.
Los años de gobiernos autoritarios habían dejado un saldo de circunstancias negativas para la educación y la población. Ubico redujo los derechos laborales de los maestros, que además tenían salarios de hambre; eliminó la gratuidad de la educación secundaria y la militarizó; convirtió a maestros y estudiantes en soldados rasos, cabos, sargentos y hasta tenientes, estaban obligados a participar en desfiles militares. Derogó la Ley de Educación, que buscaba la alfabetización de la población, impulsada por el presidente Lázaro Chacón, y cerró la Universidad Popular.
Mantuvo la educación superior bajo la jurisdicción del Ministerio de Instrucción Pública y eliminó la autonomía que la Universidad Nacional tenía para elegir a sus autoridades. La dictadura ubiquista sumió a la universidad en el estancamiento académico y cultural, se transformó en facultades aisladas con la misión pragmática de formar profesionales; la función humanística, la labor científica, la inquietud intelectual y artística fueron anuladas, salvo algunos destellos de rebeldía de profesionales y estudiantes.
En junio, los estudiantes universitarios iniciaron marchas pacíficas y movimientos dentro de la universidad para exigir la destitución de sus decanos, nombrados por Ubico, quien al verse debilitado por el desgaste político accedió a cambiarlos, pero los sustitutos no fueron del agrado de los estudiantes e incrementaron las protestas. El 21 de junio, en el Paraninfo de la USAC, se proclamó el Ideario Universitario de autonomía, durante una asamblea estudiantil convocada por la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU).
Los estudiantes demandaban el cambio total de las autoridades universitarias, reforma de las leyes de la institución, ampliación del plan de enseñanza, inclusión de escuelas técnicas para los obreros, creación de la Facultad de Humanidades, la Escuela Superior de Pedagogía, entre otras, y la participación de los estudiantes en la resolución de los problemas universitarios, algo que quedó registrado en un petitorio entregado al gobierno de Ubico, con un plazo de 24 horas para ser resuelto; por ello, fueron los estudiantes, a través de sus protestas, organización y demandas estudiantiles, los que iniciaron el camino para lograr la autonomía universitaria.
El 22 de junio a las 8 de la mañana, dos estudiantes de Derecho entregan el petitorio en la Secretaría de la Presidencia. A las 10:00 el gobierno restringe las garantías constitucionales a través del Decreto No. 3114, en donde se acusaba a los estudiantes de ser nazifascistas.
Un total de 311 profesionales rechazan la acción a través de una carta en la que solicitan la restitución de las garantías constitucionales; entre ellos, Eduardo Cáceres Lehnhoff, Manuel Galich, Flavio Herrera, Julio César Méndez Montenegro, Carlos Federico Mora y David Vela.
La restricción de garantías constitucionales generó una ola de protestas populares que desembocaron en la renuncia de Ubico y el derrocamiento de la dictadura con la caída de Ponce Vaides durante la batalla armada librada el 20 de octubre.
Tras estos hechos, tuvieron lugar las reformas revolucionarias, cuando el poder fue asumido por un triunvirato integrado por Jacobo Árbenz Guzmán, Jorge Toriello Garrido y Francisco Javier Arana, quienes emitieron varios decretos, entre los cuales estaba el que le otorgó la autonomía a la Universidad de San Carlos de Guatemala.
El Consejo Superior Universitario de la época
En 1944, el rector de la Universidad Nacional era el doctor Ramón Calderón. Las sesiones del Consejo Superior Universitario (CSU) se llevaban a cabo en el Paraninfo Universitario, puesto que la Ciudad Universitaria aún no existía. El rector de ese entonces fue sustituido tras la renuncia de Ubico por petición de los estudiantes.
En su lugar quedó el Dr. Carlos Federico Mora, un médico, humanista y diplomático que introdujo la psiquiatría al país, además de realizar varios aportes importantes a nivel profesional; por ello, un hospital para enfermos mentales y un instituto de educación media en la zona 7 de la ciudad capital llevan su nombre.
Era la época en la que los centavos aún tenían valor; la máquina de escribir era tecnología de punta; el teléfono cableado de disco, el servicio postal y de telégrafos eran de uso común para comunicarse. En esos años las actas del Consejo Superior Universitario eran escritas a mano, con una caligrafía impecable, y se firmaban como actas de la Universidad Nacional.
El CSU se reunió ocho días después de la gesta revolucionaria; en esa ocasión, abordaron temas como una solicitud del decano de la Facultad de Odontología, Francisco Arévalo, en la que pedía el apoyo del CSU para la creación de una plaza de mecanógrafa, con una asignación mensual de diez quetzales, el retraso de los exámenes de fin de curso por los últimos antecedentes políticos y la autorización a cada una de las facultades de la Universidad Nacional para la realización de colectas de fondos entre catedráticos y profesionales para ayudar a los damnificados en la reciente lucha cívica.
El 11 de noviembre, en reunión del CSU, el rector Federico Mora informó que el 1 de noviembre la Junta Revolucionaria emitió el Decreto No. 12, a través del cual otorga la autonomía a la Universidad Nacional de San Carlos —recuperó su nombre tras los hechos de octubre—; esta era una de las máximas aspiraciones de dicha institución y de las gestas revolucionarias. En esa reunión se dio lectura completa al citado acuerdo.
El 25 de noviembre, reunido el CSU, decidió —en virtud de que el 1 de diciembre entraba en vigencia el Decreto No. 12 de la Junta Revolucionaria de Gobierno— celebrar en esa fecha un acto solemne, al que fue invitado el secretario de Estado, cuerpo diplomático y consular, catedráticos, gremios obreros, estudiantes universitarios, Ejército Nacional, al secretario de educación pública y la Junta Revolucionaria de Gobierno. En esta reunión se sugirió que se sirviera una caja de champagne tras finalizar el acto y que se contrataran los servicios de un restaurante para realizar un banquete.
En el acto solemne de conmemoración de autonomía universitaria, llevado a cabo en el Paraninfo Universitario el 1 de diciembre de 1944, el rector Federico Mora brindó una conferencia sobre el papel de la universidad en la Revolución, también tuvo la palabra un representante de la AEU y Jorge Toriello Garrido proclamó la autonomía de la universidad.
Actas del Consejo de 1944
En el Libro de Actas del CSU, quedó registrado el momento histórico con letras rojas el texto “Inauguración del régimen autónomo de la universidad”. En el acta el rector declaró inaugurado solemnemente el régimen autónomo de la Universidad de San Carlos de Guatemala: “Formulando votos por la prosperidad y engrandecimiento futuro de este augusto centro de estudios”.
En el acta se recoge la firma de los asistentes; entre ellos, Jacobo Árbenz Guzmán. Por la noche, el estudiantado sancarlista celebró recorriendo el Centro Histórico con una marcha de antorchas.
Tras la Revolución, la educación superior dejó de ser elitista, prueba de ello es el aumento de la población estudiantil, la descentralización y diversificación de las carreras. En 1943 la población estudiantil era solo de 599 estudiantes, en 1947 llegó a 1,804 y en la actualidad se cuenta con 219, 233 estudiantes en todo el país.
Ciclo académico
El 30 de noviembre de 1944 se estableció dividir en dos fechas el plan de estudios, se planificó el ciclo académico por semestres; esto, con el fin de recuperar el tiempo de estudio perdido durante los procesos políticos y sociales que se dieron en esa época, y volver más eficiente la labor universitaria.
Según quedó registrado, los estudiantes recibían 102 horas de clases efectivas al año; con esta nueva medida, serían 220. Se estableció que el ciclo académico empezaría el 15 de enero de cada año y el primer semestre terminaría el último día de mayo.
El segundo ciclo sería del 11 de julio al 15 de diciembre. Se establecieron entre ambos ciclos dos períodos de vacaciones. Este ciclo académico entró en vigencia el segundo semestre de 1945 y se mantiene con pocos cambios hasta nuestros días.
Sueldos de la época
En la Facultad de Ciencias Naturales y Farmacia, un secretario del Laboratorio Biológico ganaba Q 10 mensuales; el secretario del Laboratorio Químico Legal, Q 15 mensuales; guarda almacén, Q12 mensuales; y el director de Farmacia, Q 80 mensuales.
En la Facultad de Ciencias Económicas, el oficial de la Secretaría tenía un salario de Q 12 mensuales; el bedel, que era la persona a cargo de las llaves del edificio, mantenimiento y vigilancia, Q 8 mensuales.
En la Facultad de Ciencias Médicas el conserje ganaba Q 11 mensuales; un preparador de Química Inorgánica, Q 22 mensuales.
En Odontología, un ayudante de biblioteca ganaba Q 19 mensuales; un monitor de Clínica de Prótesis, Q 13 mensuales; el sirviente y portero, Q 12 mensuales; y el jardinero, Q 10 mensuales.
En Ingeniería, el jefe de Laboratorio de Ensayo de Materiales, Q 60 mensuales; un entrenador de baseball, Q 15 mensuales; y un empastador, Q 18 mensuales.
En esa época se estableció el descuento de 2 % del salario para la conformación de un fondo de jubilaciones y montepíos.
*Fuente: actas del Consejo Superior Universitario de 1944, el Decreto de Autonomía Universitaria, documentos históricos del Archivo General de la universidad y Revista Alero de 1971.