El robot es considerado como un prototipo, se espera que este primer modelo permita continuar el desarrollo tecnológico de la universidad.
El Laboratorio de Innovación de la USAC construyó un robot modular para la agroindustria.
Fotos de Elio Morales
El Fab-Lab o Laboratorio de Innovación, como se le conoce, desde su fundación, en 2019, no ha detenido sus procesos creativos para apoyar al desarrollo científico e investigativo dentro y fuera de la universidad. Es recordado por su vital colaboración en la generación de dispositivos para atender la pandemia del COVID-19.
Una de las últimas novedades de este laboratorio es la creación de un robot para el Instituto de Innovación, el cual se ha trabajado desde marzo de 2021. El mismo servirá para desarrollar distintas tareas, pero su fin primordial es cooperar con el agricultor.
¿Cómo apoyaría a la agricultura?
El ingeniero Jorge Balsells, coordinador del Laboratorio de Innovación, explicó que este robot es un asistente, no pretende sustituir la mano de obra del agricultor, sino por el contrario, complementarla. Se encargará de realizar tareas monótonas, por ejemplo, la aplicación de fertilizante, riego, conteo de frutos y corte de maleza. Se prevé culminar el proyecto en febrero de 2022.
El robot tendrá sistemas antichoque, con interfaz para su manipulación; un LiDAR (Light Detection and Ranging), el mismo es un dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie, utilizando un haz láser pulsado; cámara de profundidad; cámara 4k; un brazo manipulador; y otros accesorios.
Balsells explicó que se busca que el robot pueda ser modular y apoye en otras investigaciones, por eso, el chasis fue diseñado con un sistema llamado rocker bogie, y consta de seis llantas con un motor en cada una, para generar tracción, también se tienen dos pivotes para que las seis llantas siempre estén en el suelo a partir de un estabilizador instalado.
Partes del robot
Una iniciativa ingeniosa del Fab-Lab es la generación de un sistema de ahorro de costos, ya que en este mismo lugar se han realizado las piezas necesarias para la creación del robot, a través de la impresión 3D.
Por ejemplo, el brazo del robot tiene seis grados de libertad, una desventaja es que, al instalarlo, se genera un momentum (una vibración constante). Por ello, los profesionales del laboratorio han trabajado con piezas y dispositivos llamados Harmonic Drives, diseñados y desarrollados en impresión 3D en el mismo laboratorio, esto ha significado una reducción considerable de costos, ya que en el mercado estas piezas normalmente tienen un valor aproximado de 5000 dólares, mientras que la impresión en el Fab-Lab es cercana a 2000 quetzales.
Fases del proyecto
La primera fase contiene un rover, un robot móvil. La segunda contempla un brazo mecánico, y la tercera, un sistema visual. El rover cuenta con distintas partes, tiene un tanque presurizado para la aplicación de líquidos (fertilizante, por ejemplo), consta de dos baterías, motores, circuitos de potencia y electrónicos, con un peso de alrededor de 150 libras.
El brazo manipulador posee seis grados de libertad rotacionales, las dimensiones están diseñadas específicamente para este robot y el sistema de monitoreo, con el cual, en algún momento, se pueden aplicar técnicas de visión computarizadas.
“El hecho de desarrollar este proyecto me permitió aprender que se necesitan múltiples disciplinas para desarrollar un trabajo de esta magnitud. En este encontramos conocimientos de ingeniería mecánica, eléctrica, electrónica y sistemas. Además, nos permite investigar y complementarnos con asesorías”, argumentó Pablo Valiente, colaborador del proyecto y estudiante de Ingeniería en Ciencias y Sistemas.
En este proyecto, el estudiante Pablo Valiente supervisa el área de software. Por otra parte, Jaime Pineda, estudiante y colaborador, desempeña el trabajo en temas de hardware.
Pablo Valiente comentó que el robot, incluso, podría ser utilizado para la fotogrametría con precisión alta; por ejemplo, en ruinas de difícil acceso, ya que es un robot modular, desmontable y adaptable para la utilidad requerida.
El costo aproximado de este robot es de 80 000 quetzales, solo de materiales.
Así opinaron
“Yo, que soy estudiante, he aprendido demasiado. Al culminar la carrera, puedo asegurar que aún queda mucho por conocer”. Pablo Valiente, colaborador del proyecto y estudiante de Ingeniería en Ciencias y Sistemas.
“La mayor experiencia obtenida es poder llevar la robótica a niveles más altos, lo cual es un verdadero reto”. Jorge Balsells, coordinador del Laboratorio de Innovación.