La USAC es una de las universidades más longevas y de mayor crecimiento geográfico de Latinoamérica. Pasó de tener 2,322 estudiantes inscritos en 1950 a 200,000 en 2019.
A mediados de la década de 1940, empezaron los trabajos de infraestructura básica y urbanización para la construcción de la sede metropolitana de la universidad, un proyecto visionario que aglutinaría en un solo espacio a todas dependencias de la USAC, ubicadas en tres fincas, en una extensión de 180 manzanas al sur de la ciudad. Lo que hoy conocemos como el campus central fue un proyecto adelantado para su tiempo, contemplaba la inclusión de áreas verdes, caminamientos, espacios abiertos y libres entre cada edificio.
A pesar de que la ciudad universitaria fue diseñada con una capacidad mayor a la que se necesitaba originalmente, ahora el espacio es sobreexplotado. Su capacidad se ha triplicado, entre otras causas, por el aumento poblacional, la concentración de servicios y oportunidades en el área metropolitana; ello generó una creciente demanda de educación superior y, como consecuencia, la universidad se ha expandido de forma desordenada.
“Fue diseñada para un tercio de la población actual. Hemos triplicado la cantidad de vehículos y estudiantes que soporta, lo cual ha provocado el colapso de todo el campus. Sin embargo, eso no ha pasado solo en la universidad, la ciudad de Guatemala ha crecido exageradamente, por eso, en las horas pico nos cuesta demasiado movilizarnos”. Explica la arquitecta Michele Gómez, coordinadora general de Planificación.
Para este 2019 la universidad proyecta una inscripción estudiantil máxima de 235,212 estudiantes, según datos del Departamento de Registro y Estadística. De esa cantidad se espera que 46,719 sean estudiantes de primer ingreso.
El crecimiento de la universidad también se ha producido en el área rural, con este hecho se ha mitigado la saturación del campus central, aunque su población estudiantil aún supera en cifras a los centros universitarios del interior. Esto se debe, en parte, a que la oferta educativa se encuentra centralizada, en su mayoría, en la ciudad.
Sin embargo, en 1950 el 97 % de la población estudiantil estaba en la capital y solo un 3 % en los centros universitarios departamentales. Ahora el 55 % de la población estudiantil está en el área metropolitana y un 45 % está distribuido en todos los centros departamentales.
Otro aspecto destacado es que ha disminuido la brecha de género, al punto de que la población estudiantil femenina supera a la masculina. En 2018 se inscribieron en total 189,107 personas, de las cuales 87,835 fueron hombres y 101,272 mujeres. La tendencia se repite en el interior, donde en el mismo año, de los 89,018 estudiantes inscritos, 49,516 fueron mujeres.
Con miras al futuro
Ante el inminente crecimiento, la universidad ha puesto en marcha un plan de manejo territorial que está a cargo de la Coordinadora de Planificación; este busca la adecuada administración del territorio. Hasta el momento, se llevó a cabo una clasificación de los edificios basada en su valor histórico, características arquitectónicas e identidad en el imaginario sancarlista.
Se ha trabajado un plano base para que toda la comunidad universitaria tenga una misma percepción del territorio y de cómo está siendo utilizado, con el fin de que los futuros proyectos de infraestructura no tengan una incidencia negativa en el espacio o se dupliquen esfuerzos en un mismo territorio.
“Con este plano base queremos que todos conozcan cómo estamos y cuáles son los espacios que se están utilizando, ya tenemos digitalizados todos los planos de la universidad en el sistema de información geográfica; se tienen levantados edificios, caminamientos, actividad comercial, áreas verdes, recreativas y sitios boscosos”. Dice Julio García, asistente de Planificación.
Entre los proyectos principales que actualmente se trabajan para el desfogue del campus central está la construcción de una nueva área de parqueos y otra salida hacia la avenida Petapa. El Plan de Ordenamiento Territorial persigue tener una universidad más segura, saludable, incluyente, ordenada y amigable con el ambiente. Lili Ortiz, asesora de Planificación dice: “Todos esos criterios se quieren tomar en cuenta para tener una universidad con condiciones óptimas”.
Este texto fue publicado originalmente en Periódico USAC